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A nuestro Amado Gustavo

Un año de la partida de nuestro querido Gustavo Esteva compartimos unas palabras que escribió respecto al caminar de Crianza Mutua México como parte de los tejedores del Tejido Global de Alternativas. Compartimos algunos fragmentos de un texto más amplio titulado “Crianza Mutua e incidencia sobre Innovación Social” del 2018.

Desde hace varios años algunxs de nosotrxs hemos estado observando que la mejor forma de resistir la ola de despojos y agresiones que cunde actualmente por el mundo es construir alternativas. Esta observación estuvo regularmente acompañada de reflexiones sobre la manera de pensar el mundo nuevo y definir cualquier ‘alternativa’.

A algunxs de nosotrxs nos preocupaba especialmente la dificultad de pensar lo nuevo, por la sensación de que ‘lo nuevo’ está siempre determinado o permeado por ‘lo viejo’: en un sentido, es su espejo. En la famosa discusión de 1971 sobre justicia y poder entre Chomsky y Foucault, éste le hace ver a Chomsky que toda formulación sobre ‘la nueva sociedad’ no es sino una proyección de la sociedad actual. En vez de tratar de imaginar ‘la nueva sociedad’ o concebir alguna forma de ‘tierra prometida’ que guiara nuestros pasos, un ideal al que debiera ajustarse la realidad, nos ajustamos a la tradición de cambio social que se sumerge en el movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual. Esta actitud práctica implica tratar de regresar del futuro para arraigarnos mejor en el presente, reconociendo en él tendencias profundas que anticipan el colapso actual y sus consecuencias, o una alternativa.

Al mismo tiempo, nos inspiraba la propuesta zapatista de que era el momento de escuchar a las personas comunes. Señalan que, como ha sido siempre, son ellas las que están realizando los cambios que hacen falta. Y el finado subcomandante Marcos agregó que estamos en una coyuntura peculiar en que, para explorar el porvenir, necesitamos estudiar y actualizar el pasado, transformándolo.

La iniciativa es básicamente un ejercicio de escucha. Se trata de escuchar seriamente a colectivos, comunidades y organizaciones que aparentemente están rompiendo con el sistema dominante en la teoría y en la práctica. La idea es invitarlos a participar en un ejercicio que buscaría la crianza mutua. En reuniones con cada uno escucharíamos lo que hacen, sus motivos, sus intenciones, sus maneras, todo en sus propias palabras. Con su autorización, compartiríamos esos relatos con todos los grupos participantes, para que pudieran aprender unos de otros e inspirarse mutuamente. Éste sería, en sí mismo, un fruto central del esfuerzo.

El estado de cosas

El estado de cosas está asociado fundamentalmente con la forma patriarcal de pensar y existir, la cual a través de los siglos ha tomado diversas formas inter-relacionadas, sin dejar de ser patriarcal: modernidad y posmodernidad; estado nación; capitalismo; democracia; y globalización. Nos organizamos ante este complejo entramado que produce resultados brutalmente sencillos: las cada vez más acendradas desigualdades y la devastación creciente y despiadada de todo lo vivo.
La forma patriarcal de pensar y existir… que representa un deslizamiento a la barbarie. Parece haber llegado a su fin la era moderna. Las formas posmodernas de existencia son perturbadoras. Ha entrado en agonía el diseño del estado nación. El régimen capitalista de producción podría haber llegado a su fin. El desmantelamiento de la fachada democrática. Se desmorona el modelo neoliberal de globalización

Lo que hacemos o queremos hacer

Quienes estamos tratando de construir un mundo nuevo sentipensamos hace algún tiempo que estábamos en una prisión y en un callejón sin salida. Una prisión: se nos mantenía confinados a una condición cada vez más regulada y controlada, sujetxs a normas y opciones de vida impuestas desde arriba. Un callejón sin salida: no parecía haber forma de escapar de esa condición que se había vuelto cada vez más insoportable.

Para sobrevivir o por otros motivos y razones, un día dijimos ¡Basta! y nos saltamos un muro o abrimos en él un agujero y empezamos a hacer otra cosa, algo distinto a lo que estaba prescrito. Poco a poco fue tomando forma la iniciativa en que estamos envueltos. Como es obvio, no escapamos del planeta. El monstruo sigue ahí. Nos rodea y nos acosa. Tenemos que lidiar cotidianamente con él y mantenemos aún diversas dependencias del mercado y del gobierno. Pero lo que estamos construyendo abarca cada vez más esferas de nuestras realidades inmediatas, comienza a entrelazarse con otras iniciativas como la nuestra y se perfilan ante nosotros nuevos horizontes.

El ‘mundo nuevo’ es para nosotrxs caminos que se hacen al caminarlos. Los acotamos y empezamos a caminarlos a partir de una ruptura, pero no hay relaciones mecánicas entre lo que rompemos y lo que hacemos. Escapar de la prisión significa ante todo librarse del peso de una manera de pensar y de sentir, que se manifiesta en el lenguaje que usamos. Las palabras son puertas y ventanas de la percepción…y las que usamos son portadoras del mundo que muere. Lo que hacemos exige sentipensar de otra manera…lo que lleva a dar forma a nuevas palabras o a dar nuevo significado a las que tenemos. En eso andamos. Estamos creando opciones de vida –formas de ser, sentipensar, actuar- diferentes a las establecidas, que no caben ya en el marco constituido.

No estamos practicando un ejercicio utópico. Ante todo, porque lo que hacemos ya tiene un lugar en el mundo, aunque no se le reconozca; no es lo que no tiene lugar. Además, reconocemos la incertidumbre radical ante la que nos encontramos. El futuro ya no tiene futuro. No podemos colgar nuestra vida de alguna tierra prometida ni aceptar propuestas teóricas, ideológicas o políticas en que el presente se convierte en un porvenir siempre pospuesto. Alimentamos con lo que hacemos nuestra esperanza cotidiana, tenemos la impresión de que todo esto se vuelve contagioso, tras el rechazo creciente a los futuros prometidos que se vuelven cada vez más inciertos y nefastos, y construimos un por-venir conectando nuestros deseos con la realidad y dando materialidad concreta a nuestros sueños.

Para compartir lo que estamos haciendo, para ver-nos con otras y otros, hemos preparado esta lista de actividades o actitudes que encontramos en nuestra propia iniciativa o en otras que hemos visto o experimentado.

Algunos rasgos de las iniciativas de ruptura

  • Cuidar la vida humana y no humana está en el centro de nuestro entramado comunitario y tiende a determinar nuestra estructura y funciones.
  • Nos organizamos en forma horizontal y no admitimos poder sobre las personas por motivos raciales, económicos, sociales, políticos, religiosos o de cualquier otra índole.
  • El cariño es la argamasa, el material, que forma, moldea y mantiene nuestra organización.
  • Buscamos que el gozo y la creatividad ocupen el centro de nuestra actividad y de la organización de la vida cotidiana.
  • Impulsamos, multiplicamos y fortalecemos, por todos los medios a nuestro alcance, la condición nosótrica de nuestro ser:
  • Adoptamos las premisas de la suficiencia y la abundancia como principios organizadores de la actividad.
  • Moldeamos las diversas esferas de la vida cotidiana, plenamente interconectadas, en función de nuestra experiencia, nombrándolas como verbos que nos devuelven agencia, autonomía, en vez de la dependencia que nos imponen los sustantivos (alimentación, salud, educación, vivienda…): Comer, Sanar, Aprender y Habitar.
  • Nos organizamos políticamente con base en normas heredadas y las que formulamos en forma autónoma, resistiendo las que se nos imponen por el mercado o el gobierno, y construimos paso a paso formas jurídico-políticas que se basan en el acuerdo y en la armonización de los sueños nacidos de la pluralidad.
  • Practicamos y tratamos de extender el diálogo de saberes, eliminando su jerarquización arbitraria.